Kommentar | Und jetzt ein paar Beispiele aus Literatur. Mit Kontext, damit man den Gebrauch von "perfecto psicológico" besser verstehen kann. Ich hoffe, damit wirst gut bewaffnet sein :)
### —Tú deliras. —Creí delirar ayer, cuando... —¿Te has desempeñado, has arreglado tus asuntos?... —dijo Gloria llena de confusión—. Explícame ese milagro. —¡Ahí está la palabra, señorita de mi corazón! —exclamó José con acento de predicador entusiasmado—. Milagro. Yo creía en los milagros; pero tenía cierta comezoncilla por ver alguno, y decía: ¿por qué ahora no hay milagros? Pues bien, señorita de mi alma, ayer he visto un milagro. —Vamos, te has encontrado un tesoro —dijo Gloria riendo. —No es eso. El tesoro ha venido en busca mía. Dios... [Gloria, Benito Pérez Galdós]
### Hoy, un tranvía ha atropellado a un anciano en la Puerta del Sol... Hay una barbarie más hórrida que la barbarie antigua: el industrialismo moderno, el afán de lucro, la explotación colectiva en empresas ferroviarias y bancarias, el sujetamiento insensible, en la calle, en el café, en el teatro, al mercader prepotente. Trenes que chocan y descarrilan, tranvías eléctricos, prematuros tranvías que atrepellan y ensordecen con sus campanilleos y rugidos, hilos eléctricos que caen y súbitamente matan, coches que cruzan todas direcciones, zanjas y montones que turban el paso, olas de gente que van y vienen, encontronazos, empellones, gritos, silbidos... La atención exasperada, tirante, se fatiga, se anonada. La personalidad, incapaz del esfuerzo grande y sostenido, se disuelve. Todo es rápido, fugaz, momentáneo... Nos falta el tiempo. Las emociones se atropellan; la sensación apenas esbozada, muere. La voluptuosidad de una sensación apaciblemente gustada es desconocida. Nos falta el tiempo. Ayer he visto un tratado para que los jóvenes aprendan la geografía «con mucha prontitud». ¡Oh Pecuchet! ¡Oh Bouvard! Me ahogo, me ahogo en este ambiente inhumano de civilización humanitaria. Estoy fuera de mí; no soy yo. Mi voluntad se evapora. No siento las cosas, las presiento; trago, sin paladear, las sensaciones... [Diario de un enfermo, Azorín]
### Al día siguiente cogió el pavo y lo llevó al mercado, esperando venderlo por una importante cantidad. Lo empezó a subastar y las ofertas no subieron de 12 reales. Irritóse el chej ante esta conducta y dirigiéndose a la gente del zoco les dijo, sin reprimir su cólera: —¡Por Dios!, ¿qué es esto? Ayer he visto un ave pintarrajeada de colores, del tamaño de una paloma, que la vendían por doce monedas de oro y cada uno de vosotros ofreció un precio elevado. Aquí tenéis este pavo, cuya cresta y pico son como el coral y la concha; las plumas de mi cola, del color del camaleón, brillan, cuando se la pone al sol, conpreciosos y delicados matices; que cuando se le silba hincha el moco y levanta la cola y las alas en forma de bóveda y aparece del tamaño de un cordero y no se cansa la persona de contemplarlo y marcha pavoneándose de manera admirable. Si no fuera porque estoy necesitado no lo vendería. Cuando lo saqué de mi casa, mi mujer y mis hijos se entristecieron y derramaron abundantes lágrimas al ver que lo perdían y para pena mayor de ellos, empezó a hacer cló, cló, cló... ¡Combata Dios la necesidad que me obliga a ponerlo a la venta! —¿Será posible que no subáis más el precio de los doce reales? [Cuentos de Yehá, Tomás García Figueras]
### He aquí dicho testimonio, reproducido en numerosos periódicos y revistas de la época:
El Soberano Pontífice, tan turbado y tan emocionado como jamás le había visto antes, dignóse confiarme lo que sigue: "Ayer he visto un prodigio que me ha impresionado profundamente." Y me contó cómo había visto el "Sol", bajo qué forma... Era el día 30 de octubre de 1950, víspera del día de la definición solemne de la Asunción al Cielo de la Muy Santa Virgen María. Alrededor de las cuatro de la tarde hacía mi paseo habitual en los jardines del Vaticano, leyendo y estudiando, como de ordinario, varios documentos. En un cierto momento, habiendo levantado los ojos de los papeles que tenía en las manos, fui sorprendido por un fenómeno tal como hasta entonces nunca había visto. El "Sol", que estaba aún bastante alto, aparecía como un globo opaco, amarillo pálido, completamente rodeado de un círculo luminoso que, no obstante, no impedía en forma alguna mirar atentamente al "astro", sin sentir la más leve molestia. Una pequeña nube, extremadamente ligera, se hallaba delante. El globo opaco se movía ligeramente en el exterior, bien girando, bien desplazándose hacia la derecha o hacia la izquierda. Pero en el interior del globo se mostraban con toda claridad y sin interrupción unos movimientos muy fuertes. El mismo fenómeno se repitió al día siguiente, 31 de octubre. Después, el 1 de noviembre, día de la definición; luego el 8 de noviembre, octava de dicha solemnidad. Después, nunca más. Varias veces he intentado otros días, a la misma hora, en condiciones atmosféricas idénticas mirar al Sol por ver si el mismo fenómeno se reproducía; pero en vano: no he podido mirar fijamente al Sol, pues éste me ha deslumbrado. [100.000 kilómetros tras los ovnis, Juan José Benítez]
### —¡Levantaos Juana, y responded si habéis dormido toda la noche sobre estas frías baldosas! [...] —Juana, ¿me habéis oído? —Sí, madre, os he escuchado, y no he dormido en el suelo como tú presientes. Solo hago penitencia al alba, ¡porque anoche he tenido visiones! —¿Qué visiones habéis tenido para que os torturéis de ese modo? —He visto cruces cristianas reluciendo sobre las cúpulas y los montes de Granada. —Debéis haberlo soñado. No, madre. Algo me despertó y me atrajo hasta el mirador de Lindaraja. De allí pude ver lo que os estoy relatando. —Me sorprendéis, hija mía. Al alba he dado las órdenes al ejército para que reemplace las medialunas paganas por la santa cruz de Cristo.[...] [...] —[...] Madre, ¿habés tenido vos alguna vez un vision? [...] —Hija querida, a lo largo de mi vida con frcuencia he tenido discernimientos e intuiciones que me han señalado el mejor camino a escoger. En aquellas ocasiones, sentía como la voz del mismo Dios que guiaba mis pasos. Pero visiones de las que vos me habláis, de las que han gozado los santos, no he tenido jamás. —Es extraño. Lo que vos habéis ordenado hoy, yo lo he visto anoche ejecutado. Y mucho me temo que estas visiones anticipen a mis días dolores irremidiables. [Juana la Reina, loca de amor, Yolanda Scheuber]
### —Mi imaginación se agota; estoy amortiguado en alcohol, me cuesta inducir. Dígame de una vez qué es lo que le pasa. Fulano demoró un poco la noticia. Se acercó al ventanal y miró de cerca aquella cara reflejada que se desdibujaba entre el desorden del cuarto. —Anoche vi el caballo del parque —dijo en voz baja. El Profesor se revolvió en su asiento, sorbiendo otro trago. —Me cuesta tragar. Las enredaderas se van enroscando cada vez con más fuerza sobre mi pecho. Pocas horas más y deberé recurrir al demerol. ¿Usted sabe dar inyecciones? Temo que Flora me mortifique, su pulso. . . Bételgeuse hizo un pequeño movimiento circular, cambiando apenas de postura. —Anoche vi el caballo del parque —repitió Fulano—. Una vez usted me habló de él. —Es cierto, hace años... pero yo nunca llegué a verlo. Dicen que mete miedo. Y por lo que veo, usted está asustado. —Sabe muy bien por qué. Afirman que quienes lo ven... —¡Tonterías! —cortó el Profesor—. Si fuera por eso, yo ya tendría que haberlo visto. Algunas noches he ido al parque con la esperanza de su aparición, y nada. Debe tratarse nomás de una leyenda. —¡Pero si lo he visto anoche! —insistió Fulano—. Surgió blanquísimo entre las araucarias. —Sírvase un cognac —ordenó el Profesor—. Lo ayudará a olvidar. [Los amantes de Parque Chacabuco, Juan Miguel García Fernández]
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