DAMER:
cuncho.
2. Co. Sorbo de una bebida, generalmente la última porción.
http://lema.rae.es/damer/?key=cuncho
Hotel París, María Isabel Abad Londoño
Penguin Random House Grupo Editorial Colombia, 2017
https://books.google.de/books?id=GcA6DwAAQBAJ
Ella venía a ratos a la cocina y hablaba con nosotras y al final, cuando todos estaban ya en el agua aromática, volvió para tomarse un cuncho de ron y para sacar unas pastillas de la cartera.
Primero estaba el mar
https://books.google.de/books?isbn=9587582624
Tomás González - Penguin Random House Grupo Editorial Colombia, 2011
—Cuando me necesite, jefe, ya sabe: Julio Gutiérrez, servidor y amigo.
—Llévese el cuncho que queda, Julito, para que no se aburra en la vuelta —dijo J. y lanzó la botella, que el otro recibió, ágil.
Según la costumbre, Gonzalo Mallarino Flórez
Penguin Random House Grupo Editorial Colombia, 9 mar. 2012
https://books.google.de/books?id=yL-78hkSOAIC
Yo corrí a esconderme otra vez en la escalera mientras ellos salían por el corredor. Cuando pasaron bajé y me metí al salón. Vi a la interna durmiendo. Estaba todo en silencio. Me tomé unos cunchos de vino. Busqué por si alguien hubiera dejado algo. A veces se queda una cigarrillera. O una joya. O monedas.
El incendio de abril (Trilogía del 9 de abril II), Miguel Torres
Penguin Random House Grupo Editorial Colombia, 2013
https://books.google.de/books?id=gMhGe0qzdLYC
Se echó un largo trago. Cuéllar lo miró con avidez. Su botella había circulado bastante y de ella, a la luz de una vela bajo la ventana, ya no quedaban sino los cunchos. Alargó su vaso vacío hacia Agudelo. Umaña y González, que también andaban medio tronados, no se quedaron atrás. Agudelo puso a trabajar la botella.
Los niños que comen basura - Columna de Juan Lozano
Los niños de Puerto Carreño comen basura porque tienen hambre y porque las autoridades lo toleraron.
Por: Juan Lozano | 06 de octubre 2019, 11:41 p.m.
No es en Venezuela. No es en una película de terror. No es en África. Es en Colombia. En Puerto Carreño, y son niños de carne y hueso que esperan que llegue el camión de la basura para desayunar o almorzar.
Y cada uno de ellos, en medio de un enjambre de moscas cuyo sonido hace las veces de truculenta música de fondo, va escogiendo su bolsa para calmar su hambre... el niño de la cachucha amarilla, la niña de vestidito rosa, el niño de camiseta blanca, para lamer un plato sucio, para comer un banano podrido, para tomar un cuncho de gaseosa de alguna botella espichada.